Una cama hospitalaria eléctrica con propiedades resistentes a la corrosión está diseñada para ofrecer durabilidad y fiabilidad en entornos exigentes donde existe una exposición constante a la humedad, productos químicos de limpieza y fluidos corporales. Esta resistencia se logra mediante un enfoque multifacético en cuanto a materiales y acabados. El marco de la cama generalmente está construido con materiales inherentemente resistentes a la oxidación, como aleaciones de aluminio de alta calidad o, más comúnmente, acero inoxidable (por ejemplo, grado 304 o 316), especialmente en áreas críticas. Además, todos los componentes metálicos pasan por procesos avanzados de tratamiento superficial, destacando especialmente un recubrimiento en polvo de alta calidad y múltiples etapas que crea una barrera resistente e impermeable frente a agentes corrosivos. Todos los sujetadores, ruedas y piezas mecánicas también se seleccionan o tratan para garantizar resistencia a la corrosión. Esta construcción robusta asegura que la cama pueda soportar la desinfección frecuente e intensiva requerida por los protocolos de control de infecciones sin sufrir deterioro, lo cual es esencial para mantener un entorno higiénico y la integridad estructural de la cama durante muchos años de servicio. Esta característica es particularmente crítica en regiones de alta humedad, salas de aislamiento, unidades de cuidados intensivos (UCI) y centros de atención a largo plazo, representando una inversión inteligente que reduce los costos de mantenimiento, prolonga el ciclo de vida del producto y garantiza un rendimiento y seguridad constantes.